“LAS HERAS, HACIENDO HISTORIAS”
Hace un poco más de un año, junio de 2015, en el contexto de la campaña electoral, el entonces candidato a intendente de Las Heras por el Frente Cambiemos, escribía:
“Pretendo ser intendente de todos, no para que cuando asuma encuentre una familia llorando porque se quedó sin trabajo, pues si así fuera no estaría cumpliendo con mi compromiso de administrar un municipio abierto, participativo, solidario, decente y al cual sacaremos adelante entre todos. . . ningún empleado de este Municipio se quedará sin trabajo por razones políticas, por el simple hecho de no compartir mis ideas, y cuando digo ninguno, me refiero a todos los agentes; los de planta, los contratados y/o eventuales y todos aquellos que tengan una relación contractual con el municipio y sea (sic) fundamentalmente una persona de bien".
Desde junio hasta diciembre, Cambiemos tuvo a disposición un invierno y una primavera. Pretendieron que el tiempo tiñera de un sepia viejo a la carta firmada por Daniel Orozco, y actuaron como si realmente la gente no tuviera memoria.
En vísperas del nuevo año, precisamente el 30 de diciembre de 2015, un miércoles en la calurosa siesta, se hizo público el Decreto 3738 del Intendente en el que se despidió a 663 empleados municipales. Hubo alrededor de 300 despidos más, que ni siquiera figuraron en un decreto pues se trataba de trabajadores con contratos de locación de servicios, eufemismo que esconde una relación laboral irregular; a ellos simplemente les dijeron que no se requerían más sus servicios.
Es necesario detenerse unos segundos en la lectura de una parte de los considerandos del Decreto 3738 firmado por Orozco, el “Decreto de la muerte”, bautizado así por los trabajadores:
“. . . conforme a la mecánica contractual utilizada por la administración anterior. . . (los contratos) vencen inexorablemente el 31 de diciembre de 2015. . .”
“. . . la modalidad (de trabajo) se encuentra excluida del principio de estabilidad y de la expectativa de carrera del contratado. . .”
“. . . es prerrogativa de la administración, determinar o no la renovación de toda o parte de la nómina de personal. . .
Los tecnicismos del decreto fueron acompañados de un discurso rabioso, mentiroso, cínico. Se hizo viral la palabra “ñoqui” para designar a los empleados estatales, una falacia repetida hasta el hartazgo por los repetidores seriales de mentiras.
Desde esa calurosa tarde de diciembre hasta la actualidad, pasó mucha agua bajo el puente. Resultaría redundante contar calamidades que son comunes a millones de trabajadores estatales de distintos lugares del país.
Sin embargo, hay particularidades locales que deben señalarse. Por ejemplo, hagamos números:
1- A diciembre de 2015, la Municipalidad de Las Heras tenía 2.733 empleados. Sobre 230.000 lasherinos, los municipales representaban el 1,2 % de la población.
2- A esos 2.733 debemos restarle 1.000 empleados despedidos, lo que nos da un total de 1.733 empleados al 1 de enero de 2016.
3- El 4 de enero y los días subsiguientes, fueron reincorporados entre 200 y 300 despedidos, (la cifra no está clara porque la Intendencia nunca informó ni al sindicato ni a nadie con precisión).
4- En la actualidad, la Municipalidad de Las Heras tiene un poco más de 3.500 empleados.
Sobre estos cuatro puntos, es necesario considerar
- El discurso oficial en torno a la superpoblación de municipales, es falaz.
- Es falaz también la calificación peyorativa de “ñoquis”, respecto de los agentes públicos municipales.Todos los despedidos eran personas con funciones específicas muy concretas, Auxiliares de Jardines Maternales, Bibliotecarios, Serenos, Preventores, Administrativos, Profesores de Educación Física, Profesionales tales como Arquitectos, Enfermeros, Docentes, etc.
- La cuenta que el lector debe estar haciendo mentalmente es contundente, la gestión del Dr. Orozco incorporó alrededor de 1.500 empleados nuevos en estos meses de 2016.
También debemos considerar el nivel de ingresos de quienes trabajan en la Municipalidad de Las Heras.
El sueldo básico de un empleado municipal categoría A inicial, no llega a los $ 4.000.-, un empleado profesional clase F, es decir, un enfermero, un arquitecto, un trabajador social,etc., tiene un básico un poco por debajo de los $ 7.500.
A fines de 2015 se había decretado un aumento salarial del orden del 40% para los funcionarios municipales de alto rango, este decreto nunca seaplicó durante la gestión anterior. Sin embargo, el nuevo intendente sí aplicó el incremento salarial a partir de febrero de este año, con lo que los sueldos de directores, subdirectores, asesores, delegados, secretarios y otros funcionarios, rondan los $ 75.000 por mes.
Además, se les abona un ticket para consumo en restaurantes, estaciones de servicio, shoppings, etc., que promedia los $ 11.000 mensuales, lo que en la práctica se traduce en una evasión fiscal del impuesto a las ganancias, en perjuicio del Estado Nacional.
Un dato más a tener en cuenta es que hasta diciembre pasado, el Estado Municipal tenía 57 funcionarios de alto rango y en la actualidad estos son casi 130.
PASEMOS EN LIMPIO:
El Frente Cambiemos, que llegó al gobierno municipal con la promesa de no dejar en la calle a ningún empleado municipal, despidió gente para ubicar a sus militantes.
Lo peor del caso es que no solamente dejó personas en la calle, sino que además descargó sobre ellos una feroz estigmatización basada en mentiras y en relatos que pretendieron imponer una realidad distorsionada.
El “humilde médico de barrio”, que prometió gobernar con austeridad, en la práctica incorpora más empleados de los que había y aumenta la cantidad de funcionarios con altos salarios.
La palabra Cinismo, viene del griego Kynismós, que define a una persona que tiene desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables. (Diccionario de la Real Academia Española).
Para muchos de nosotros, menos gustosos de andar consultando diccionarios reales, cinismo es una escena donde Luis Brandoni come golosamente una de las tres empanadasque tenía su hermano pobre como almuerzo, y justifica su acción diciendo: “¡Dios mío, qué poco se puede hacer por la gente!”.