Reivindicaciones

"Ni una muerte más. Ni un Derecho conquistado menos" por Maria José Grillo (Lic.Trabajo Social)



Algunos números del horror. Argentina tiene cifras alarmantes sobre casos de femicidios: se produjeron 2.041 casos de femicidios entre el 2008 y 2015. De acuerdo a este estudio, realizado por la organización La Casa del Encuentro, una mujer es asesinada cada 30 horas en nuestro país. En los primeros 100 días del año 2016 se han producido 66 femicidios. 

De los 25 países del mundo con las tasas más altas de feminicidio, 14 están en América Latina y el Caribe. El Salvador, Honduras y Guatemala, tres países vecinos, presentan algunas de las tasas de feminicidios más altas del planeta. 

En la Argentina Salta lidera la tasa de femicidios cada 100 mil habitantes en el país, con 1,56. Le siguen Formosa, con 1,51; y Santa Cruz, con 1,46. Esto coloca a Salta en un infame podio de femicidios a nivel nacional, ya que Buenos Aires lidera con 111 casos, Santa Fe quedó en segundo lugar con 23, y en el tercer lugar, Salta se ubica con 19 decesos. Este dato es especialmente notorio ya que aunque en Córdoba y Salta ocurren 19 crímenes fatales de violencia contra mujeres por año, la primera provincia cuenta con más de 3 millones de habitantes en su territorio, mientras que hay sólo 1.214.441 personas que habitan en Salta, de acuerdo al censo del 2010.

      

   Los movimientos feministas de los años ’80 son quienes comenzaron a hacer visible la problemática de violencia de género. En principio, se encontraba vinculado principalmente a la violencia conyugal, a la que cientos de mujeres estaban expuestas a diario. Estos movimientos hicieron hincapié en pensar la necesidad de articular un análisis entre la problemática y la dinámica y rol del estado. Ya en los ’90, y con una acentuada focalización de los fenómenos sociales, propios del estado neoliberal, aquellas primeras aproximaciones acerca de la existencia de una matriz de la violencia de género, se comienza a segmentar en diferentes violencias.

         Durante esta década, empiezan a aparecer programas estatales y también financiados por organismos internacionales vinculados al abordaje de la temática. No obstante, aún faltaba mucho para pensar en un soporte jurídico, que diera sustento legal a aquello que se empezaba a visibilizar como un delito diferenciado. Y pensar en un delito, implica necesariamente pensar en políticas públicas que puedan acompañar, contener, sostener y mejorar la calidad de vida de sus víctimas, garantizar derechos y sobretodo prevenir situaciones de violencia futura, a fin de evitar que el fenómeno sea abordado exclusivamente desde una arista punitivo penal.

         Muchos años pasaron, cada vez más familiares encabezaban marchas y repudios por femicidios y femicidios vinculados –tal como se llama al homicidio contra niños y varones ya sea por defender a la víctima o a modo de venganza-. Ya no sólo eran los movimientos feministas quienes acompañaban sus movilizaciones, sino que se hace más fuerte la presencia de distintas organizacionales de las más diversas inscripiciones: estudiantiles, trabajadores, de pueblos originarios de Derechos humanos, entre otros, quienes de esta forma, instalan en la agenda pública la problemática.

         Esta lucha conlleva el debate público, proponiendo un  fuerte cambio en las costumbres y tradiciones de la sociedad, denotando la necesidad de regular conductas que se desarrollan generalmente en el ámbito del hogar, como manifestación de relaciones de poder históricamente desiguales entre mujeres y hombres. No obstante, y al ser pensado desde una mirada en Derechos Humanos, dicha conceptualización fue develando la desigualdad en otros ámbitos, pudiendo dar cuenta que existen varias formas de violencia de género, tales como la violencia institucional, la violencia económica y patrimonial, la violencia física, la violencia psicológica, la violencia sexual y la violencia simbólica.

Es recién en marzo de 2009, durante la gestión de la Presidenta Cristina Fernández, donde se materializa la  Ley26.485 de Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar la Violenciacontra las Mujeres en los ámbitos en que se desarrollan sus relacionespersonales, la cual fue promulgada en abril del mismo año. 

Muy a pesar de contar con legislación pionera en la región, en nuestro país se sucede un femicidio cada treinta horas. Si bien el marco jurídico brinda un respaldo importante, es necesario contar con mayor infraestructura y profesionales calificados para brindar un abordaje integral de la temática que propicie la prevención de este delito.


A partir de la creciente y brutal cantidad de casos de violencia de género y femicidio, un grupo de periodistas, artistas y activistas se autoconvocaron – tanto desde redes sociales, como desde medios masivos y alternativos- logrando que la sociedad entera tome como propio el reclamo. Es por ello que el 3 de Junio de 2015, se realiza la primera marcha #NIUNAMENOS, en todo el país (cuya magnitud generó réplicas en países limítrofes), con la finalidad de gritar, repudiar y reinstalar en la agenda pública la problemática del femicidio y sus consecuencias.

Porque queremos elegir nuestra ropa, nuestros trabajos, nuestros viajes, perseguir nuestros deseos.

Porque le decimos BASTA a la violencia machista, institucional, doméstica, laboral. 

Por María Soledad, Wanda, Sandra, Micaela, Gladys, Elena, Adriana, Cecilia, Liliana, Ana, Carolina, Natalia, Paulina, Majo, Marina, Johana, este 3 de junio gritamos nuevamente 



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