Educación

"Estudiantes en defensa de la Educación Pública en la UNC" por Arturo Héctor Walsh



Con el actual gobierno nacional se ha provocado un proceso de desfinanciamiento de la educación pública, en general, y de las universidades nacionales, en particular, expresado en recortes presupuestarios, atraso en el envío de los fondos, cancelamiento de contratos y convenios entre el Ministerio de Educación y algunas universidades, aumento en los insumos y servicios que afectan el normal desenvolvimiento de las tareas de enseñanza y despidos a profesionales que se desempeñaban en áreas ministeriales o en Programas socioeducativos (Conectar Igualdad, entre otros).

Esta situación alarmante, se ha agravado en los últimos días de mayo debido a la Decisión Administrativa N° 519/2016, donde el Jefe de Gabinete Marcos Peña y el Ministro de Hacienda Alfonso Prat Gay, dispusieron el recorte de $878 millones contemplados en el presupuesto 2016 para la Jefatura de Gabinete, destinados a universidades nacionales, instituciones culturales y de enseñanza, sociedades sin fines de lucro, y empresas privadas. De ese total, a las universidades nacionales les correspondían $65.664.000, en parte “para financiar gastos corrientes” y en parte sin especificar. En Mendoza y frente a esta avanzada nacional y su correlato provincial, estudiantes y egresados se han unido en defensa de la Universidad pública, gratuita, inclusiva y de calidad; democrática, popular y emancipatoria; comprometida con procesos de ampliación de derechos e involucrada en experiencias de democratización y participación social plena en la toma de decisiones.



No cabe duda, a esta altura del partido, que nuestro objetivo como pueblo y Nación es lograr un sistema educativo para muchos, y no para pocos. Desde la reforma del 18’ pasando por la quita de aranceles durante la primer presidencia de Perón, las Universidades obreras, la resistencia, el contenido político, el Pensamiento Nacional, la resistencia a las políticas neoliberales de achique, López Murphy; en fin, conjuntamente con los procesos políticos populares por los que atravesó nuestro país se desarrolló una contracara en el ámbito universitario.

“Hay que hacer entrar el pueblo y la calle a la universidad”, es el nuevo paradigma. Y es que seguimos bajo la misma dualidad hegemónica: una universidad para todos, o una para pocos. Frente a eso, los estudiantes nos sentimos interpelados a criticar, cuestionar y analizar el sistema educativo. En este sentido, la demostración popular en defensa de la educación pública del pasado 12 de Mayo en Capital Federal con la unidad del movimiento obrero­ estudiantil al frente, marcó una línea concreta de unidad de acción y de concepción. Una capa generacional producto de una decisión política del peronismo plasmada en los últimos 12 años, en donde la juventud toma un rol fundamental y decisivo en la discusión política, cuando se la invita a reflexionar y cuestionar los marcos establecidos, y se la llama a participar en la diagramación de un proyecto colectivo.



En los tiempos que corren los debates son otros. Ya no se discute el derecho a la participación política  de los estudiantes, y otros derechos adquiridos que como diría CFK, “no nacieron de un repollo” sino que son fruto de años de lucha colectiva del movimiento estudiantil organizado. Hoy las discusiones pasan por contrarrestar un discurso hegemónico que opera en pos de una universidad y un sistema educativo como un bien de consumo, orientado por las leyes del mercado de la oferta y la demanda.  Un discurso que cala profundo en los estudiantes, despojándolo de su análisis clasista de la educación universitaria. Un discurso que tiene por objetivo garantizar el ingreso de un grupo socio­económio definido a la educación superior, y que está dispuesto a utilizar todas sus armas comunicacionales y políticas que se encuentren a su alcance para combatir cualquier idea de una universidad abierta al pueblo y comprometida con el pueblo que la financia. Así fue el caso de muchos Rectores de Universidades Nacionales, hoy alineados ­o alienados, según cómo se lo mire­ con el Gobierno Nacional, que se pronunciaron en contra del “ingreso irrestricto” a las casas de estudios. Ni hablar de lo que piensa ese sector político con respecto a las 9 Universidades creadas en los últimos 12 años ­ valga aclarar que muchas de ellas son universidades de “primera generación”, es decir que sus alumnos son la primer generación de su familia en acceder a la educación superior, que al fin y al cabo, me arriesgo a pensar que es lo que más les molesta, pero eso es otra discusión­ .

Vemos una clara intención política del macrismo de hacerle creer al pueblo argentino que la educación pública no funciona, y los medios para llevar adelante esta idea también están claros. Desfinanciarla, vaciarla de contenidos, menospreciar el rol del docente con salarios indignos, básicamente dificultar aún más el ingreso, permanencia y egreso de los sectores populares a la universidad. De todas formas, ésto no aclara el cinismo y la perversidad de sus funcionarios, quienes a viva voz y a completa falta de vergüenza, afirman que los estudiantes no podemos reclamar por el Boleto Universitario Gratuito porque, según ellos, asistimos todos en autos 0 Km. Sí, ese tipo de funcionarios tenemos al frente de la educación pública en nuestro país.

En definitiva, la expresión política que representa la mayor amenaza para la educación pública y del pueblo, no es una expresión nueva. Al igual que la organización del movimiento estudiantil, es producto de una línea histórica que continúa pensando en una universidad para pocos, para quienes puedan jugar su partido bajo las reglas del mercado. Una carrera desigual, que de por sí, solo tienen asegurada su victoria quienes cuentan con mejores recursos. La meritocracia en la educación superior. Una zoncera que nace del elitismo previo a la reforma de 1918, que retoma con toda sus fuerzas en una pregunta desafortunada a la cual todos tuvimos acceso pronunciada por el hoy Presidente de la Nación: “¿Qué es esto de andar abriendo Universidades por todos lados?”. Sin dudas, recordamos con mucha tristeza este paralelismo histórico de los sectores antipopulares en materia educativa, con una idea de Jauretche: “...Les digo todo éso y siento que pa’ nada, porque a la gente azonzada no se la cura con consejos; cuando muere el zonzo viejo, queda la zonza preñada…”.


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