Reivindicaciones

"BILLY LEE HUNT - ROCKER DE LA GLORIOSA JP" por Roly Giménez




Vivió en Mendoza los quince minutos de fama que auguraba Andy Warhol. Cantaba, era pintón y las chicas lo corrían por la calle. Años después la militancia lo suma a la tragedia de miles de jóvenes en manos de un régimen sanguinario. Lo fusilaron un viernes santo y su cuerpo desaparecería para siempre.... 


LA DÉCADA DE LOS SESENTA fue una década dorada, que produjo una explosión cultural sin precedente que barrió con los conceptos existentes hasta el momento, tanto musicales como estéticos. En los sesenta nació el pop, el hippismo, los movimientos ecologistas, las luchas civiles, el arte contestatario, la sicodelia y el auge de las drogas alucinógenas, muchas de ellas todavía legales. El mundo cultural se polarizaba: el rocanrol primitivo de Elvis y Chuck Berry cruzaba el charco y se transformaba en la explosión beatle.


BILLY LEE HUNT HABÍA NACIDO en Lebone, Tenessee, EE.UU., un 6 de mayo de 1948. Tenía una hermana mayor, Evie Lou. En 1957, junto con ella y su madre, vienen a vivir a la Argentina, a Mendoza más concretamente. Billy recorrerá el secundario por varios establecimientos como el Liceo Militar, el Nacional Agustín Alvarez y finalmente el Helvo Zocchi. Para entonces la música ya era su pasión.


Conoce a unos chicos que tienen un conjunto novedoso que de a poco va dando que hablar: Los Caravelles, al cual ingresa como cantante en remplazo del original. Claro, es lo que ahora llaman un grupo de covers, pero en esos años nadie pedía y ni siquiera imaginaba otra cosa. Todos sus integrantes tienen entre 15 y 18 años y están absolutamente fascinados por Los Beatles, que acaba de sacar el simple “Quiero tener tu mano” dando comienzo a la locura llamada  beatlemanía. Corre el año 1965. El grupo alcanza el estrellato mendocino. Las actuaciones en G-7 causan furor, al tiempo que son requeridos para tocar en fiestas, graduaciones y confiterías. 


El delirio despertado por Los Caravelles anima a otros chicos a seguir el ejemplo. Así nacen Los Gatos y Los Cuervos, completando esa especie de trilogía inicial del rock mendocino.


En 1967, tras una primera separación del grupo, el Billy y otros de sus integrantes se suman a un grupo que ya existe, Los Bichos, que durará un año y medio. Luego Los Caravelles regresan a los escenarios con la misma formación y retoman las actuaciones, incluso viajan de nuevo a Buenos Aires. Pero ya no son lo mismo: mejor dicho, los tiempos han cambiado. Se diluyen al poco tiempo y el Billy pasa a cantar por unos meses en Los Cuervos, hasta que el fin de los sesenta decreta el fin de la historia. Billy viaja en 1972 a Buenos Aires para intentar una carrera artística en la ciudad que nunca duerme. Finalmente no pasa nada y el Billy regresa a Mendoza. En 1973 ingresa a estudiar periodismo.


LA MILITANCIA. Comparada con los años de artista popular, la época de militancia del Billy no fue tan conocida hasta que en los últimos años pudo reconstruirse sus pasos gracias a los Juicios de Lesa Humanidad.


Un breve repaso de esos años dice que en 1973 ingresó a estudiar periodismo en la Escuela Superior de Comunicación, a la vez que trabajaba como vendedor en un comercio. Como muchos otros jóvenes, comenzó a militar socialmente, en su caso dentro de la Juventud Universitaria Peronista (JUP). Allí se destacó por su amplitud de miras y su capacidad para convivir y compartir experiencias con jóvenes que tenían otras líneas de pensamiento. Además era un tipo carismático, alegre y un amigo entrañable para quienes lo conocían.


UN GRAN HUMANISTA. Esto lo llevó a presentarse como candidato y ganar las elecciones del centro de estudiantes, acaparando la mayoría de los votos femeninos.


La Escuela Superior de Comunicación Colectiva, tal su nombre completo, surgió en 1961 a instancias del Sindicato de Prensa.


Llegó a ser en los años siguientes uno de los institutos terciarios más combativos y comprometidos. La escuela de periodismo se destacaría por la persecución que sufrirían sus alumnos y varios de sus profesores. Cuando el gobernador Martínez Bacca fue obligado a renunciar luego de un vergonzoso juicio político, todos los directores de institutos fueron empujados a hacer lo mismo. Sin embargo, Prieto Castillo, director de la escuela, con el apoyo amplio del alumnado, resistió hasta abril de 1975 y siguió un tiempo más como profesor.


EL TERROR. Con la llegada del golpe militar los allanamientos y detenciones de estudiantes y profesores se hicieron frecuentes y varios desaparecerían para siempre. Muchos con militancia política en Montoneros y el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), como Aldo Casadidio, Raúl Reta, Edesio Villegas, Virginia Adela Suárez, Daniel Moyano, Billy Lee Hunt y Raquel “Kelly” Moretti. En total siete alumnos de la institución, más uno, Amadeo Sánchez Andía, asesinado en 1975. La escuela reabrió un par de años después con otros programas de estudios, ahora transferida a la privada Universidad Mazza, que funcionaba en la calle Córdoba.


En el caso específico de Billy Lee Hunt, algunos datos de la investigación y la querella presentada en el juicio por Crímenes de Lesa Humanidad que se realizaron en Mendoza permiten reconstruir sus últimos pasos en aquel fatídico Viernes Santo de 1977, cuando desapareció.


El 8 de abril de 1977 el Billy salió temprano del departamento ubicado en la calle Aristides Villanueva, donde pasó la noche.


Aparentemente, habría ido a las Heras para luego concurrir a una reunión en la casa que otra militante, Ana María Moral, compartía junto a Gisela Tenembaum y César Galamba en Godoy Cruz.


La “Pata” Moral tenía cargo de oficial en Montoneros y venía de protagonizar una fuga espectacular en San Juan, donde había estado militando activamente poco tiempo antes en un grupo donde también estaba Ana María Erize, aquella bella ex−modelo que había sido tapa de revistas nacionales y combinaba ambientes tan contradictorios como el jet−set y la militancia política, y por cuya desaparición sería condenado años después el militar sanjuanino Jorge Olivera, hoy fugado.


La cita a la que presuntamente fue Billy Lee Hunt estaba “cantada”. La vivienda de Godoy Cruz lindaba con la iglesia de Fátima, ubicada en Joaquín V. González al 100. Los militantes que acudieron fueron interceptados por fuerzas de la represión y acribillados a balazos en las inmediaciones. Ana Moral, César Galamba y Billy Lee Hunt alcanzaron a escapar por los fondos que dan a la iglesia y, según versiones, el Billy cayó ultimado en la vereda de la misma. Según otras versiones Ana María Moral habría ingresado de nuevo al templo o habría sido ultimada en las escalinatas del mismo, siendo el cura Pérez su delator. Galamba lograría escapar de la encerrona, también Gisela Tenembaum, lasherina de 22 años y campeona, al igual que Moral, de natación del club YPF. Varios militantes fueron desapareciendo antes y después de esa fecha, en los que se conoce como las “Caídas de Abril” que diezmaron la militancia residual. Galamba desaparecería al año siguiente, en mayo de 1978, mientras que Gisela Tenembaum desaparecería ese mismo día 8 de abril, tras comunicarse con su madre por teléfono. 


En el caso de Moral, la perseverancia de su madre logró que en 1986 el Ejército le devolviera el cuerpo de su hija, que había sido enterrado en el cementerio de Capital. Es el primer caso comprobado de un cuerpo enterrado como NN en el tristemente célebre Cuadro 33 de indigentes. Aún no se sabe, pero es probable que Billy Lee Hunt esté enterrado allí.




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