Gobierno de Mendoza

"Todos los femicidios duelen y este ocurrió en mi Barrio" por Daniel Delgadillo




Carlos David Maravilla (38) asesino a Mariana Noemí Suárez (34) y que era la madre de sus 8 hijos. El hecho ocurrió en la calle 2 lote 18 del asentamiento Democracia que se encuentra detrás del Hipercerámico en el Departamento de Las Heras.

Según testimonios recogidos uno de los hijos de la pareja presenció el crimen. Este chico fue quien se dirigió hasta la casa de su abuelo paterno, ubicada en el mismo barrio, y le dijo: "El papá mató a la mamá".

Con este crimen ya son 19 el número de femicidios en lo que va del año en la Provincia de Mendoza. Ha sido alarmante el aumento teniendo en cuenta que en todo el año 2015 se registraron 9 casos. Mientras tanto el Gobierno Provincial a cargo de Alfredo Cornejo sigue sin declarar la “Emergencia por Violencia de Género”, además de empecinarse en ubicar en la Suprema Corte a un Juez que ha dado muestras de ser homofóbico y misógeno. Cabe destacar que uno de los aspectos de conseguir la “Declaración de Emergencia en Violencia de Género” sería la reasignación de partidas presupuestarias con el objeto de implementar todas las medidas de prevención necesarias. Actualmente el Gobierno de Mendoza emplea a razón de 30 pesos por mujer por año, vale decir el 0.03% del presupuesto provincial.



Todos los femicidios duelen pero este último, duele de manera particular. Conocía la víctima, al femicida y al resto de la familia. Es que ocurrió en el barrio donde pasé gran parte de mi vida. Un barrio golpeado y engañado por los políticos de turno. Se llama Democracia porque el asentamiento se formó en 1983 con el sueño de que el fin de la dictadura y la llegada de Alfonsín significarían el progreso. Nada de eso ocurrió, sólo se entregó una parte donde vino el hermano de Don Raúl Alfonsín.


La familia Maravilla es una de tantas familias con similares características que llegaron y se quedaron a esperar ese sueño que nunca se concretó. Tener muchos hijos, escaso acceso a la educación, a los servicios y la violencia intrafamiliar y abusos fue  moneda corriente. Tal es así, que terminó siendo una norma aceptada en la convivencia, con complicidad de todos y todas los que vivimos en el barrio. El narcotráfico y el delito son los que mejor se acomodan y conviven ante la ausencia del Estado. Mientras tanto, los candidatos de todos los colores, incluso ex intendentes visitaron casa por casa, hasta la de los Maravilla. 


Nada cambió. Los vecinos intentaron transformar esa realidad con la Posta Sanitaria, la Unión Vecinal, la Cooperativa, los jóvenes de la Parroquia, el Club del Barrio donde Maravilla jugó, el apoyo escolar donde fueron algunos de los ocho hijos de Mariana. Sin duda llevaron adelante tareas de contención y hasta promoción pero fueron calmantes, anestesias que cuando pasan, el dolor se profundiza, como también la indigencia, el abandono. Y así aparece el odio y la violencia hasta que un día sale a la luz en este contexto, y el país conoce lo que ya existía desde la vuelta a la democracia. 

Ahora hay ocho niños y niñas Maravilla que no tienen a su mamá. Que tal vez, los más pequeños se enteraron que su madre debía prostituirse para darles de comer. Que su padre es su asesino, y que por un tiempo serán mirados como “los hijos del asesino de su madre”. El Estado tiene ahora una enorme responsabilidad: evitar que estos ocho niños y niñas no reproduzcan el destino de sus padres, ¿podrá lograrlo?


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