Nacional y Popular

"Vos también podes ser parte de la historia" por Adriana Rodríguez



Estábamos ahí… frente a frente… él proponiéndonos un sueño y nosotros cansados de juntar jirones de esperanza para llegar a fin de mes, hartos de escuchar a todos los que habían demostrado no tener consideración alguna por los de nuestra clase, nosotros los pobres, los negros, los laburantes, los jóvenes, los viejos, las mujeres, los niños, los argentinos...


Ahí estaba él.... No sabíamos quién era; no podíamos ni pronunciar su apellido; la mayoría ni si quiera lo había votado... Pero él tenía clarísimo quiénes éramos nosotros, como si nos conociera desde siempre... sabía qué nos dolía, por qué llorábamos, sabia de nuestros miedos, la angustia diaria de no tener para darles de comer a nuestros hijos, sabia de los solos que nos sentíamos y de nuestro desamparo, él reconocía en cada uno de nosotros el esfuerzo que hacíamos por sobrevivir...


Él sabía de la lucha incansable de Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo; sabia de las huelgas de docentes en la carpa blanca; sabia de las represiones sufridas; de la miseria en que vivían los jubilados; de los jóvenes decepcionados; sabia de los que se fueron y de los que nos quedamos; sabía que el país estaba prendido fuego. Pero lo maravilloso no fue sólo lo que él sabia, lo maravilloso fue lo que él creía. Él creía en nosotros; él creía en una Patria de todos; él creía que la historia se podía cambiar; creía en una Argentina grande, libre, justa y soberana.



Los que nos habíamos arrastrado para sobrevivir en los "noventa" no le creíamos. Nos resultaba utópico su sueño y él lo sabía, entonces se sacó la corbata, se arremangó y empezó a trabajar. Con esas convicciones que no estaba dispuesto a abandonar se enfrentó al Fondo y nos liberó de las cadenas que nos ataban a la miseria, bajo un cuadro y nos devolvió nuestra memoria y nuestra historia. Nos dio las paritarias y con ellas recuperamos la dignidad de trabajar. Se reunió con Chávez, con Lula y nos hablaron de una Patria Grande. Y así de a poquito paso por paso - sin darnos cuenta - esa utopía se hacía sueño y ese sueño se nos hacía realidad...


Éramos pocos, pero empezábamos a creer en nosotros, después de las picanas, la híper inflación, la bicicleta financiera, las privatizaciones, el corralito, los saqueos, el "que se vayan todos", después de años de angustia e incertidumbre estábamos ahí, trabajando para la Patria, siendo protagonistas de la historia.


El entusiasmo por aquellos años era contagioso; las ganas de soñar nos despertaba de a puñados. Ver para atrás nos daba vértigo... el fantasma de los noventa nos pisaba los talones, teníamos miedo; pero él nos animaba para continuar. Estaba al lado de cada uno de nosotros, acompañándonos. Y entonces uno que era un “don nadie” de pronto se sentía importante y con derechos y con ganas de hablar porque sabíamos que nos iban a escuchar, y su coraje me daba coraje y ya no queríamos dejar de soñar.


El día que él se fue, en la plaza nos reunió a todos y de pronto nos encontramos. Éramos muchos,  los que llorábamos, los que dábamos consuelo, los que cantábamos “Néstor no se murió”. La plaza entera hablaba el mismo idioma. Pasábamos del llanto a la risa, de la risa al abrazo del abrazo al cántico. Éramos muchos, y él nos había reunido para que lo supiéramos. Ya nunca más estaríamos solos. Estábamos juntos, y sentíamos un nudo en la garganta; pero en los ojos de nuestros hermanos lo veíamos, el dolor se transformaba en compromiso de seguir, por él y por nosotros. 


      Con su partida nos dejaba algo más que la tristeza enorme de su ausencia, también nos dejaba ese sueño que nos vino a proponer.


¿Qué por qué después de seis años lo quiero homenajear? 


           Él creyó en mí, se puso a luchar por mi futuro antes que yo me animara. Me devolvió la Patria, la dignidad, la memoria, mis derechos, los sueños y el fututo. Ese hombre cambió mi historia y la de los argentinos. Después de él ya nada fue igual, yo no soy igual, los argentinos no somos los mismos. Ese día en la plaza, compramos una chapita que decía “Vos también podes ser parte de la historia”, ese fue su mayor legado, recordarnos que estamos vivos y que de nosotros depende el destino de la Patria. La historia la hacemos vos y yo. 



Debo confesar que hay días en que el desánimo me quiere ganar; pero entonces yo miro al cielo con los ojos nublados y me digo, “al Flaco vos no le podés fallar” y recuerdo ese coraje que él tenía y salgo a la calle a luchar… 


    Néstor no se murió, te lo aseguro, Néstor es Pueblo y el Pueblos es Néstor. 

Néstor… Néstor soy yo.


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