Nacional y Popular

“¿Qué hicimos mal?” por Roberto Fiat (músico)




Esa pregunta me rondaba la cabeza desde la elección, ¿qué hicimos mal? ¿cómo puede ser que no se entendiera algo tan simple como la inclusión?

Me he respondido esta pregunta mil veces de distintas maneras tratando de entender que fue lo que no funcionó. En un principio, con bronca y desolación culpé a la naturaleza humana, egoísta y discriminadora, a una clase media que no quiere que los pobres se le parezcan; en una segunda etapa culpé a los medios de comunicación, que saben muy bien explotar esas cualidades humanas para sus intereses; en algún momento culpé incluso al kirchnerismo por no haber identificado y eliminado a los traidores, corruptos o malos elementos.

Pero me dí cuenta, con el paso del tiempo, que la razón era más profunda. Si el egoísmo y la discriminación están presentes en todos los seres humanos ¿qué hace la diferencia?; los medios de comunicación intentan vendernos miles de mentiras ¿por qué compramos solo algunas?; y malos elementos hay en cualquier movimiento político, formado obviamente por seres humanos.

La respuesta no estaba ahí, entonces ¿qué nos diferencia de los que votan a la derecha? Apelé a la introspección: ¿qué hace que uno piense un poco más en los que no tienen nada? ¿se nace solidario o individualista?

Finalmente caí en la cuenta: esto no empezó en la elección, ni con TN, ni con Lázaro Báez; esto viene de antes, de nuestra memoria de vida, de lo que aprendimos desde chicos. Los que tenemos unos años, padres y abuelos laburantes, tal vez escuchamos muchas veces historias de pobreza, necesidad, dolor e injusticia; que sumado a lo vivido en épocas de dictadura y gobiernos desastrosos, puede que generara en nosotros alguna sensibilidad o empatía con los que sufren y sobre todo una sensación de injusticia.

Pero las nuevas generaciones, tan alejadas del hambre, del frío, del dolor, la necesidad y la injusticia; (y ahora sí) con medios de comunicación tratando de justificarlo o naturalizarlo como algo justo y necesario (últimamente llamado “meritocracia”) hacen  que finalmente un individuo sea totalmente insensible al dolor de otros seres humanos a los que considera inferiores, vagos, ladrones e indeseables.

Entonces la lucha no es contra el sistema, el otro partido o los medios de comunicación pese a todas sus culpas, la causa está en nosotros, en la gente. La batalla sigue siendo cultural, y en eso fallamos, no logramos hacer que todos entiendan que no es justo que alguien sea pobre por que así nació, que ser pobre no significa ser vago, ni malo, ni ladrón; y que por el contrario ser rico o pudiente no significa ser trabajador, honesto y decente, ya que todas estas cosas son consecuencia del lugar donde nos tocó nacer y de las posibilidades que tuvimos para realizarnos; y aún así podemos ser buenos o malos según nos de la gana.

No supimos hacerle entender a esa clase media cómoda, satisfecha y calentita, que todo lo que tiene no deviene de sus méritos sino más bien de una situación y de posibilidades que heredaron. Esto no tiene que ver con el nivel de cultural o de instrucción que alguien pueda tener; los que lo aprendimos fue gracias a nuestros padres, abuelos, amigos, referentes, etc.; y gracias también a lo que nos tocó vivir.

¿Qué hicimos mal entonces?  Suponer que todos entenderían fácilmente de qué estábamos hablando, y no fue así,  por que no todos recibieron este aprendizaje. En esto nos equivocamos, pese a este gobierno, los medios de comunicación, los malos políticos y cualquier otra herramienta del sistema; la batalla es en la mente y el corazón de cada individuo, ahí debemos llegar con nuestras palabras, con nuestro ejemplo, a demostrar que todos merecemos lo mismo y no es justo que algunos pasen hambre mientras otros viven como reyes.

Esa es la batalla, uno a uno, de a pocos, en nuestra familia, nuestros amigos, nuestro trabajo, ya no se trata de partidos o ideologías, eso para la mayoría de la gente es mucho pedir. Se trata de lo elemental, que aunque nos parezca obvio, para la gran mayoría no lo es. Si después de este desastre económico volvemos a gobernar por oposición y no logramos hacer entender a la gente que "esto no es justo", volveremos a ser derrotados, en el futuro y en el ciclo inevitable de la política argentina. Si lo logramos, no habrá medios de comunicación ni propuestas de autoayuda que calen de nuevo en la gente.

Un abrazo.

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