Trabajadores

"Consecuencias psicológicas del despido laboral" por Roberto Luconi (psicólogo)




A pesar que el presidente diga lo contrario, la consultora Tendencias Económicas publicó los números de la creciente desocupación en los primeros cuatro meses del 2016, donde la mayoría de los despidos se dieron en el sector privado (más del 70%). 

 Un total de 139.396 trabajadores fueron despedidos en los primeros cuatro meses de 2016, o sea, 48 veces más que durante los primeros cuatro meses pero del 2015. De ese total, "99.247 ocurrieron en el sector privado, principalmente en la construcción, y 40.149 en el sector público nacional, provincial y municipal”, tal como afirma el estudio económico. 

 Las suspensiones sumaron en abril 10.513 personas, nivel que superó en 35 veces al de un año atrás. Ante es desolador panorama muchas son las voces que se han levantado para reclamar un camino de solución. El Congreso de la Nación votó una ley Antidespidos pero la misma ya nació vetada antes que se aprobara según declaraciones del propio Presidente Mauricio Macri.



El ser humano nace como el más desvalido de la naturaleza. Durante muchos años es dependiente de cuidados, protección y alimentación. No obstante, nace también provisto de una enorme capacidad de aprendizaje, inteligencia y férrea voluntad capaz de conquistar el mundo.

El cachorro humano, al decir de Piera Aulagnier (psiquiatra y psicoanalista francesa), nace y se constituye dentro de un universo habitado por otros, semejantes y próximos, sin cuya asistencia no sobreviviría.

Esta instancia constitutiva de carencia, lo acompaña a lo largo de la vida, ya sea implícita o inconscientemente, de tal manera que se convierte en el motor que lo moviliza interminablemente en busca de seguridad y realización personal. Entre otras circunstancia sociales, “el trabajo” es un evento importante y  necesario para esta construcción psíquica,  que le permite proyectarse como integrante activo de la sociedad.

En este sentido algunos autores consideran al trabajo como un soporte privilegiado de inscripción en la estructura social, partiendo de la idea de que la asociación “trabajo estable/ inserción relacional sólida” caracteriza una zona de integración.

La inestabilidad laboral o la posibilidad de perder el empleo, le recuerda a la persona inevitablemente, esta instancia primitiva, de desvalimiento, produciendo un desequilibrio emocional y psíquico con graves consecuencias para la salud, que invisiblemente avanza abarcándolo desde su individualidad, dificultando la capacidad de vínculo con el entorno. A partir de este sujeto como sostén, en situación de vulnerabilidad, la familia sufre tensiones internas y cambios de roles que resienten la estructura y, a veces, la desintegración de los vínculos, con consecuencias aún peores en los hijos.
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