Aspectos esenciales que hay que tener en cuenta si
queremos entender el rumbo de las políticas implementadas por el actual
gobierno.
Quien está a cargo de las Relaciones Exteriores es la ingeniera electrónica Susana Malcorra (61). Esta elección ha sido un guiño a las políticas internacionales de EE.UU. en nuestra región. El nombramiento fue sugerencia de Rogelio Pfirter (66), un diplomático argentino de los 90 y que fuera patrocinado por Washington y Londres para ocupar cargos en la ONU en asuntos sobre armas químicas, energía nuclear y contra el gobierno de Siria. Actualmente Pfirter ha sido nombrado en el Vaticano.
Malcorra ocupó las más altas cúpulas de IBM y Telecom. En el año 2002 emigró a EE.UU. y en el 2004 ingresó a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) bajo el mandato de Kofi Annan (77). Allí asumió distintas tareas entre las que destaca la de Secretaria General del Departamento de Apoyo a las Actividades sobre el Terreno (despliegues de la ONU en todo el mundo con más de 120 mil personas entre militares, policías y civiles).
Desde su posición en la ONU buscó beneficiar intereses de los EEUU. Según una serie de cables diplomáticos de EE.UU. filtrados por el sitio Wikileaks, la actual canciller argentina se comprometió a nombrar a ciudadanos estadounidenses en puestos claves, aunque no siempre pudo alcanzar sus objetivos en la ONU. Todo esto aparece en los veinte documentos del Departamento de Estado estadounidense fechados entre los años 2008 y 2009 y que fueran filtrados en 2012 por el sitio Wikileaks. (Documentos Wikileaks de Susana Malcorra)
Amiga de la ex senadora María Eugenia Estenssoro (57), impulsaron en la Argentina al International Women Forum, un nucleamiento de mujeres líderes patrocinado por el Departamento de Estado de EE.UU. y financiado por corpos transnacionales. Actualmente la preside la periodista del Grupo Clarín, Silvia Fesquet (58).
MISIÓN: REMEMORAR LAS RELACIONES CARNALES
La canciller Malcorra deberá poner en ejecución medidas ya trazadas por Washington: debilitar los procesos de integración regional, como el ALBA, Unasur y CELAC; buscar el apoyo de los países del Mercosur para poder aislar a Venezuela, como así también, achicar la participación de China en el continente, reforzando la influencia de la Unión Europea y Estados Unidos. Por su parte Mauricio Macri (56) busca convertirse en el nexo entre Mercosur y la Alianza del Pacífico, a través del Acuerdo de Asociación Transpacífico.
En la reunión del 21 de diciembre que hizo el Mercosur en Asunción, e imitando el ardid de Menem (85) cuando atacó a Cuba para acer-carse a los EE.UU., Macri provocó una fricción innecesaria con la representante de Venezuela, acusando a ese país de ser no democrático. Esta iniciativa no fue acompañada por Brasil, más bien todo lo contrario: Dilma Rousseff (68) felicitó a Venezuela por su comportamiento democrático y puso en pie de igualdad los procesos democráticos de ambos países. En consecuencia el pedido de Macri no quedó plasmado en el documento final de la cumbre. Si bien – Macri - logró el objetivo de llamar la atención a nivel internacional, también dejó minado los canales de diálogos con países como Brasil, Ecuador, Bolivia, y sobretodo Venezuela, la mayor reserva de petróleo del mundo.
El 22 de enero en el CELAC celebrado en Ecuador, la delegación argentina encabezada por Michetti (50) volvió a repetir la artimaña de pegarle a Venezuela y volvió a fracasar logrando nula repercusión en el resto de los mandatarios. A cambio, legisladores de la región rechazaron – a través de un manifiesto - las acciones de Macri contra las instituciones, trabajadores y militantes políticos; repudiaron el atropello del gobierno argentino a tomar atribuciones que el Congreso debe debatir y hacer leyes; y expresaron preocupación por la detención “arbitraria” de Milagro Sala (52), diputada la Parlasur, exigiendo su liberación inmediata y la restitución plena de sus derechos. La unidad continental ya comenzó a quebrarse...
