“Nos
dijeron “¡a la puta calle!”, y aquí estamos
Apaga
la tele y enciende la calle.
La
llaman crisis, pero es estafa.
Nos
falta dinero: sobran ladrones.
Los
mercaderes gobiernan. Yo no los voté.
Ellos
toman decisiones por nosotros, sin nosotros.
Se
alquila esclavo económico.
Estoy
buscando mis derechos. ¿Alguien los ha visto?
Si
no nos dejan soñar, no los dejaremos dormir.”
Eduardo
Galeano
El cambio fue para todos, pero los
beneficiados sólo unos pocos. El día 30 de diciembre, conjuntamente con el
aumento salarial de los altos funcionarios del municipio, se decretaba como ya
es de costumbre nacional, la desvinculación de 662 trabajadores municipales.
¿Fundamentos?, ninguno. A la prensa local y al
vecino lo conformaron con las campanas de déficit financiero y sobrepoblación
de empleados públicos. A nosotros nos dieron la peor de las
sentencias; la de “ñoquis”. En esos más de seiscientos despidos no tuvieron
piedad con embarazadas ni discapacitados, para el municipio todos habían sido
tildados culpables de cobrar sin trabajar.
Al shock del primer día de desocupado, hubo cantos de sirenas sobre un posible reintegro, le
siguieron múltiples entrevistas con formularios a llenar y muchos funcionarios
haciendo uso de su mala retórica. Durante todo este tiempo buscaron vulnerar
los lazos solidarios entre los trabajadores por medio de una estrategia del
desgaste, quisieron entristecernos, pero no lo lograron del todo.
Hoy en día muchos trabajadores estamos
organizándonos para dar una lucha pacífica desde las plazas, queremos que se
nos escuche y se nos trate con dignidad por haber cumplido correctamente
nuestra función pública. Pedimos que se nos devuelvan nuestros puestos de
trabajo, no sólo porque lo consideramos un derecho, sino también porque somos
conscientes de haberlo desempeñado de la mejor manera posible para bien de los
vecinos de Las Heras.