Si el ex-presidente Néstor Kirchner ofreció 35 centavos por cada dólar, Griesa pretende que Argentina pague 4 dólares por cada dólar. Los buitres pagaron sólo 25 centavos por cada dólar, nunca le prestaron plata a Argentina sino que compraron los títulos después del default e incluso después de la reestructuración con el objetivo de buscar un juez que les dé la razón. Griesa les otorga una ganancia de 1.600 por ciento, que con el descuento que ofrece el gobierno de Macri se reduciría a ... ¡1.200 por ciento! Con la propuesta de Macri, los buitres cobrarían 6.500 millones cuando solo pusieron 500 millones. Y para pagar esto la Argentina se va a endeudar nuevamente.
El debate que estamos dando concierne como actor fundamental al Pueblo argentino, y por eso quiero citar a quien considero que es hoy en día el mejor representante de los pueblos del mundo, nuestro hermano el PAPA FRANCISCO, quien frente a la asamblea a Naciones Unidas llamó a los organismos financieros internacionales “terminen con la sumisión asfixiante de los sistemas crediticios que someten a las poblaciones a una mayor pobreza, exclusión y dependencia.” Y traigo esta cita porque considero que la aprobación de este proyecto de pago a los fondos buitres implica la conformidad con un modelo económico, político y social de exclusión; porque no podemos analizar el endeudamiento como una variable independiente sino que su función depende del proceso de acumulación de capital en el cual se inserta.
No se puede discutir una “política de endeudamiento” desligada de una visión global del país que queremos; desligada de un programa económico que aún este gobierno no ha explicitado. Estos 100 días han dado prueba suficiente de cuál es la orientación general de este modelo. Lejos de implementar políticas en la línea de “pobreza cero”, hasta hoy todas las medidas han sido a favor de los sectores concentrados y en contra de los trabajadores y los ciudadanos: DEVALUACIÓN ABRUPTA – INFLACIÓN DESATADA – DESPIDOS MASIVOS – TARIFAZOS EXORBITANTES – ELIMINACIÓN DE PROGRAMAS SOCIALES. Y ahora el presidente y el ministro de economía nos dicen -por televisión-que luego del acuerdo se podrá evitar un mayor ajuste y hasta una hiperinflación, instalando una lógica perversa que ya hemos vivido: “acuerdo o ajuste”. Y no solo el ajuste ya ha comenzado sino que la historia nos muestra que siempre fue “ACUERDO Y AJUSTE”.
El apuro por cerrar este acuerdo y pagarle a los buitres en un corto plazo rememora una frase que a fines del siglo pasado resonaba en los pasillos del palacio legislativo “el FMI quiere la ley de flexibilización laboral o no nos da el blindaje y se acaba el mundo”. El resultado de esa propuesta ya lo conocemos. El resultado de definir nuestra política interna en los términos planteados por el poder financiero internacional, de seguir el guion orquestado por los organismos de crédito internacional ya lo vivimos, y tuvo su expresión más cruda en la pobreza y el hambre de nuestro Pueblo que terminó con el quiebre de nuestro sistema económico e institucional en las jornadas de diciembre de 2001. Eso es lo que pasa cuando elegimos ponernos de rodillas y entregar nuestra soberanía.
Ese es el riesgo de definir nuestra política de endeudamiento con las reglas de los buitres, expertos en el juego de la especulación usurera, cuyo talento reside en obtener riquezas exorbitantes a costa de la sumisión de economías nacionales que se disponen a negociar en condiciones de debilidad, tal cual lo expresa hoy la estrategia macrista para pagar la deuda. La debilidad en nuestra postura de negociación con los buitres es algo que ya habíamos señalado en la campaña electoral, cuando nuestro actual presidente dijo que debíamos “ir y pagar”, ¿cómo se puede negociar a favor de los intereses de todos los argentinos si nuestra postura es esa? ¿Cuáles van a ser los efectos que en un mediano plazo produzca este acuerdo? En vez de sostenernos sobre nuestras fortalezas que son las quitas conseguidas en los canjes de deuda de 2005/ 2010 y los principios básicos de reestructuración de deuda soberana aprobados por la Asamblea General de Naciones Unidas, que consagran los valores de equidad (entre acreedores), de justicia, de igualdad, de sustentabilidad.
Tenemos que ser claros hacia la sociedad. Tenemos que decir que el acuerdo tal cual está presentado no garantiza ni deja ninguna constancia en las cortes de Estados Unidos que nos proteja o le haga más complicado al 93% de tenedores de deuda hacernos juicio usando los mismos argumentos que Griesa utilizó para evitar que ellos cobren hasta hoy. Este juez norteamericano realizó interpretaciones que resultaron en un fallo perverso y hasta el FMI lo condenó; sin embargo aquí estamos, quienes ingresaron en los canjes de deuda de 2005 y 2010 sin cobrar, y los buitres cobrando en efectivo. Esa es la principal diferencia entre este acuerdo y los canjes de 2005 y 2010. Este acuerdo no garantiza en absoluto la resolución del problema de la deuda, por el contrario abre la puerta a la posibilidad de un nuevo mega-endeudamiento. Con este acuerdo no se termina el default, sino que se lo prorroga.
Tenemos que ser claros hacia la sociedad y decir que si esas demandas prosperan nuestra deuda total ascendería hasta superar los 400 mil millones de dólares. ¿Y cómo pensamos pagarlo?, Si nuestra economía camina en un sentido recesivo, si la apertura de importaciones está restringiendo y destruyendo nuestra industria nacional, si las medidas económicas están achicando el poder adquisitivo de los argentinos y erosionando el mercado interno, ¿quién va a venir a invertir en una economía de esas características? Vamos a pagarlo con más endeudamiento. Los únicos dólares que van a llover en este país son los del capital especulativo, que no crea trabajo y no nos permite crecer,que nos sigue sometiendo a la voluntad del capital financiero, delos que siempre quisieron una Argentina para pocos, un país pobre y sometido.
Desde el año 2003 hemos transitado un proceso de desendeudamiento, en el cual nuestro país ha acordado y pagado todos los compromisos de deuda asumidos previamente. En el 2003 nos hicimos cargo del país que recibimos, de la pesada herencia. La deuda que pagaron los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner hasta el 2015 era la deuda que otros tomaron; por ejemplo, la del rescate bancario del 2001 o el Megacanje materializado con el protagonismo de quien hoy es el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger-a través del cual se emitieron los bonos que fueron comprados-a un precio de oferta por quienes hoy pretenden acceder a una ganancia del 1.500%.
Queremos acordar; pero no a cualquier costo ni tampoco reabriendo un proceso de endeudamiento insostenible. No podemos ser cómplices de las decisiones que impliquen embargar más del 60% de nuestro PBI al pago de los servicio de deuda, que cada argentino lleve a cuestas una deuda de miles de dólares, que hipoteque el futuro de nuestros hijos y nuestros nietos. Cierro citando a Jauretche “Nuestros problemas no se resuelven con tecnicismos. La cuestión es saber que ruta elegimos. La de la Nación o la del Coloniaje, la de la grandeza o la de la dependencia. A cada una le corresponde una técnica pero ninguna sirve si el camino es equivocado”.