Probablemente un 60 % de la población argentina, se cree con “autoridad” para hablar – bien o mal - acerca de Cristina Fernández de Kirchner. Entre esos millones de personas, me encuentro yo que he leído muchos de sus discursos, analizado y editado muchos de sus videos, asistido a varios de sus actos, escrito artículos, informes de gestión, etc., etc.. Podemos hablar largas horas sobre CFK y, acertados o no, siempre tendremos un basamento socio-político-histórico-cultural-económico bastante sólido. Todo esto sin tener en cuenta la probable sintonía emocional que emerge en el cariño y la admiración hacia su figura y su persona. Yendo al grano. Este “cristinólogo” ayer vio que CFK se demoró varios minutos para entrar en el ritmo discursivo al que estamos acostumbrados. Fueron pocos minutos, quizás 10; pero que resultaron eternos… Los sufrimos… esa sintonía emocional – que creemos tener - nos decía que había algo raro… se percibía; pero no se alcanzaba a ver. Mala espina… sufrimos esos minutos por o con ELLA… PASAR POR EL INFIERNO … Ayer no debió ser fácil: Un hecho traumático, como es un atentado contra la vida, condiciona nuestra humanidad. La víctima se siente insegura, vulnerable, con una fuerte pérdida de confianza en las personas o en las multitudes. Recordemos que de entre esas multitudes, el 1° de septiembre, salieron unos “energúmenos manipulables y manipulados” con el objetivo de ejecutarla. Ese acto no fue un hecho aislado, sino concatenado con otros ataques desde lo mediático, lo político, lo financiero y lo judicial. La ruta del Odio es eso: el hostigamiento planificado, sistemático e insistente con el objetivo de crear una nube de odio en torno a su figura y todo lo que representa. La quieren desaparecer, lo expresan y dejan en claro cada vez que pueden. El 1° de septiembre Intentaron reinstalar la muerte como instrumento político, tal como sucedía en épocas nefastas y vergonsozas de nuestra historia. Y ayer estaba Cristina, sola, expuesta frente a más de 60.000 personas. Eso – más allá de las medidas de seguridad - debió exigir un gran esfuerzo adaptativo de su parte. No lo hace cualquiera o, mejor dicho, la mayoría no lo podría hacer como lo hizo Ella. Todo proceso de recuperación de un trauma demanda su tiempo…. Todas y todos sabemos y hemos sido testigos de la fuerza milagrosa que acompaña la humanidad de Cristina; pero, al fin y al cabo, es tan humana como cualquiera de nosotr@s.
Los especialistas sostienen que el cuerpo humano es sabio e intenta adaptarse rápidamente a la adversidad porque lo que prima es su instinto de supervivencia y de autoconservación. Así mismo, aconsejan que las víctimas deben trabajar por dejar de ser “víctimas” lo antes posible; de lo contrario alargan un “estatus” permanente, lo que es contraproducente porque prolonga el duelo y los limita severamente para recomenzar desde un nuevo capítulo. La resiliencia (la resistencia al estrés y a la adversidad) es la capacidad del ser humano para responder positivamente ante una grave contrariedad, es decir, el proceso de adaptación positiva a sucesos de vida desafiantes o traumáticos. La resiliencia conlleva resistir a la adversidad y transformar las situaciones adversas en oportunidades de desarrollo y crecimiento. Todas y todos hemos sido testigos de la capacidad de resilencia que Ella posee, frente a reiterados ataques hacia su persona, su compañero fallecido, su familia y todo su universo. Y ayer estaba Cristina, sola, expuesta frente a más de 60.000 personas. Tan expuesta y vulnerable como la Argentina y nuestro destino como Pueblo. Sin dudas que su capacidad está muy por encima de la media; pero su humanidad – tan vulnerable como la nuestra - exige que todas y todos hagamos un gran esfuerzo para cuidarla, acompañarla, defenderla y fortalecerla cuando sea, donde sea y ante quien sea, ni más ni menos, para ser dignos y estar a la altura de la historia …. Ya lo dijo, Ella hará lo que tenga que hacer; por favor, nosotros también… porque precisamente ahí reside la fuerza de la esperanza. "Hubo un tiempo en que lo hicimos, nuestro espacio político pudo cumplir tres periodos consecutivos de gobierno, donde dejamos a la Argentina con un nivel de endeudamiento bajo, con el mejor salario en dólares de toda Latinoamérica, con el mejor ingreso previsional y cobertura previsional de toda América Latina, con cinco millones de pibes que recibían las computadoras, con millones de viejos y viejas que pudieron jubilarse porque no les habían hecho aportes, con científicos que volvían al país, con una Argentina que lanzaba satélites al aire. Podemos volver a hacer esa Argentina porque ya la hicimos. La gente tiene que decidir si quiere volver a ser esa Argentina que alguna vez tuvieron." (CFK 18/11/2022)
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