Reivindicaciones

"La Lucha que NO vamos a perder jamás" por Natalia Brite

Foto TELAM


“Al olvido selectivo,
a la memoria perdida,
a los de los pedazos de vida
que no vamos a perder JAMÁS...”

(Andrés Calamaro)


  Días atrás, el máximo tribunal judicial de la República sacudió el escenario, haciendo tambalear las columnas que sostienen la memoria, la verdad y la justicia. Sin embargo, no se trata de un acto aislado de un grupo minúsculo de magistrados y magistradas. Es un afrenta a "Políticas de Estado" que supimos conseguir, y que no podrán derribarse, porque las calles de la Patria fueron, son y serán nuestras.


  A través de este fallo, conocido como “del 2x1”, la Corte recuperó una ley derogada años atrás e insta a rebajar penas a represores de la última dictadura cívico militar, que implantaron el terrorismo de Estado y perpetraron un genocidio.  Mediante esta resolución, podrían quedar en libertad alrededor de 100 represores en Mendoza, ya que se les contaría doble el tiempo cumplido en prisión preventiva.


   Si esto sucediera, los y las mendocinas, los hijos e hijas de desaparecidos, las nietas recuperadas en Mendoza, los y las sobrevivientes que han prestado valiente testimonio público de lo padecido por ellos y sus compañeros, estarían a merced de caminar por las mismas calles que los represores y sin ninguna protección.

Los jueces que impulsaron el 2x1 a los genocidas. Hoy están imputados por prevaricato, mientras avanza un pedido de juicio político en Diputados de la Nación presentado por el FPV.

   Esto lo intentaron anteriormente. Ya quisieron una sociedad reconciliada con la impunidad, olvidada de su pasado reciente, ignorante de las tramas reales detrás del genocidio, exculpada tras el “algo habrán hecho” y escudada en el “no te metás”. En los 80’ hubo Juicio a la Juntas, pero no justicia respecto de los represores, secuestradores, violadores, picaneros y apropiadores. No; porque las leyes de "obediencia debida" y "punto final" llegaron para sellar una amnistía sin gorra y sin fajina. Comenzando los 90’, los indultos fueron ese gesto obsecuente de liberar a los pocos ya condenados.


  Siempre desde 1983, hubo política de derechos humanos: dos demonios, pacificación y reconciliación. Impunidad es la palabra que resonó por más de dos décadas en la Argentina post genocidio. La impunidad - respecto de los crímenes de lesa humanidad y sus motivos económicos - fue necesaria para ejecutar en democracia el desguace neoliberal profundo. Memoria, verdad y justicia fueron las banderas históricas del pueblo organizado, tomadas por la voluntad política desde 2003 y convertidas en parámetro innegociable para una democracia que, o se transformaba en inclusiva y popular, o dejaba de ser.


  Volvimos a juzgar, testimoniar, reconstruir y reparar. Los sobrevivientes fueron testigos fundamentales en juicios. Los centros clandestinos de detención fueron señalizados y hasta reconvertidos en Espacios de Memoria. La búsqueda de nietos y nietas apropiadas se visibilizó como nunca y así cientos de personas consultaron sus dudas y decenas de identidades se recuperaron.

Movilización popular en Mendoza frente a
Tribunales Federales en repudio al 2x1. Foto Marcelo Sáchez.

  ¿Cuál es el problema con todo eso? Todo avance en derechos trae aparejado un avance en los debates públicos. Hablar de la dictadura, entonces, ya pudo ser mucho más que el relato del horror: hablamos de por qué fue, de quiénes -además de los malvados militares- la ejecutaron, de quiénes se beneficiaron y se desenmascararon apellidos de "ilustres familias" cuyas riquezas tuvieron su gran impulso en el terrorismo de Estado.



“De mentiras nos llenaron, la información nos negaron,
pero la memoria siempre está para no dejar de luchar” 
(La Beriso)


   “Nos gobiernan los civiles de la dictadura” repiten pancartas en cada movilización social que se multiplica al ritmo que cae el nivel de sustentabilidad de miles de familias argentinas; al compás que caen las caretas de los CEO’s que pretenden nueva impunidad para una nueva miseria planificada.



Movilización popular en Mendoza frente a
Tribunales Federales en repudio al 2x1. Foto Josefina Murcia.
   Muchos jueces y fiscales en estas horas han rechazado pedidos de los represores de ser liberados bajo el “2x1”; incluso un tribunal -con jueces mendocinos- dictaminaron que se trata de un fallo inconstitucional, y organismos internacionales expresaron su queja. (El Tribunal Federal Nº 2 de Mendoza rechazó un segundo pedido de excarcelación de un condenado a prisión perpetua por delitos de lesa humanidad. Se trata de Hugo Ramón Trentini Colleti, un ex policía imputado por tres homicidios y 14 casos de secuestros y torturas en la “Megacausa de San Rafael). También algunos magistrados nostálgicos y rápidos de firma ya liberaron picaneros.


   La enorme movilización social, la fortísima reacción política y las calles regadas de “ni un paso atrás” seguramente lograrán impedir que la doble vara judicial -tolerancia cero a presos pobres, beneficios a los genocidas- devenga en liberación masiva; pero deberá sostenerse la mirada atenta sobre los poderes fácticos que manejan hoy los hilos del Estado, porque si no hay justicia habrá escrache popular.


   En una última remisión a nuestro rock, la interpelación a la lucha que no cesa jamás: 

“Ni olvido ni perdón, juicio y castigo... 
vamos las Madres yo no me olvido” 
(Kapanga).

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