"La primera pregunta que brotó en todos los labios de la Argentina Ilustrada fue: ¿por qué razón ahora ocupó Galtieri las islas? Cuando la flota inglesa avanzó armada hasta los dientes, tras la hipócrita euforia inicial, todos empezaron a retroceder, a murmurar, a conspirar.(...) A esta Argentina político-institucional se le ocurrió entonces calificar el 2 de abril con la frase de: “Una aventura irresponsable”. Según se sabe, es la tesis británica.
Los cipayos estaban horrorizados. Borges sentía que se hundían las columnas de Hércules. Los demócratas consideraban que esa heroica lucha contra el imperialismo no podía ser realmente legítima, porque procedía de un gobierno malo y de Fuerzas Armadas que no merecían confianza.
Pero lo notable de los aspectos políticos de la guerra de Malvinas es que la mayor parte de los partidos políticos argentinos habían apoyado directamente al régimen nacido el 24 de marzo de 1976 y habían ocupado miles de cargos (…). Sólo se alejaron del gobierno (pero no de los cargos mencionados) cuando el histórico giro del 2 de abril puso en evidencia que la Argentina había entrado en conflicto (...). Entonces descubrieron muchos de estos partidos que este régimen era una dictadura.... Pero cuando está en juego el suelo de la patria, sólo un cipayo puede preguntarse si el gobierno que conduce la guerra le gusta o no. Si San Martín hubiese renunciado a luchar contra el Imperio español al descubrir a su llegada a Buenos Aires la catadura de Rivadavia y Pueyrredón, quizás seríamos todavía súbditos del rey de España."
Jorge Abelardo Ramos
(Pensador Nacional y Popular)
(Pensador Nacional y Popular)
El 2 de abril excede de lejos la efeméride, la mera evocación o recuerdo y se inserta en la raíz constitutiva de nuestra historia. No es pasado, es un acuciante presente. Recursos pesqueros, posición geopolítica fuera de nuestra soberanía. Es la prepotencia imperial en todo su esplendor.
Estados Unidos tuvo muy claro desde el principio la importancia de ayudar a su Madre Patria en la represión a ese grupo de Infantes de Marina que desembarcaron en abril del ‘82. Una represión desmesurada, claro está. Pero bien cubierta en el plano internacional por una sólida estrategia diplomática en la que, por lo menos en un primer momento, Inglaterra pareció ser "nación agredida"...

Independientemente de los sucesos del 2 de abril, de lo fáctico, nos interesa, a 35 años de la Guerra, reflexionar sobre algunos puntos de la posguerra. ¿Qué hicimos los argentinos con Malvinas? ¿Pudimos procesarlo como sociedad? ¿Por qué uno de los temas más historiados de la Historia Argentina, está particularmente lleno de mitología?

Pero hay que señalar algunas cuestiones que matizan: Todos los partidos políticos y organizaciones sindicales, con la excepción del Alfonsín (cosa que inexplicablemente siempre exhibió con orgullo) apoyaron el desembarco. Por supuesto, ni hablar del masivo apoyo material y espiritual a la Guerra y a los que estaban combatiendo. Los civiles que se ofrecieron como voluntarios, se cuentan por decenas de miles. Parece ser que luego de la derrota, la sociedad argentina sublimó sus culpas en Galtieri y Menéndez. O por lo menos una parte de ella.

Casi parece que, por izquierda, nos sentimos avergonzados de esa afrenta al Imperio. Por suerte, el pueblo está lejos de los devaneos cipayos de las clases colonizadas mentalmente.
Una estrategia de desmalvinización fue la de alejar a los Veteranos y sus organizaciones de las fuerzas nacionales y populares. Es decir, llevar a cabo una apropiación conservadora de la causa. A ese lamentable fin aportan hechos como el viaje, inconsulto, con los familiares de los caídos de la Comisión Provincial de la Memoria de Buenos Aires. La necesaria delicadeza que debe tener una temática tan sensible, como el tratamiento de los restos de los caídos, fue remplazada por la prepotencia y la soberbia de grupos iluminados. Este tema será trabajado en una próxima entrega.