Durante la denominada “Noche del Apagón”, entre el 20 y el 27 de Julio de 1976, la última dictadura cívico-militar escribió el capítulo mas sangriento de la historia de la provincia de Jujuy. Durante el hecho, fueron secuestradas 400 personas, de las cuales - hasta el día de hoy - muchas se encuentran desaparecidas. Testimonios de habitantes del lugar cuentan que la noche en la que se produjeron los cortes, todxs creyeron que se trataba de un simple corte de suministro, quizás producto de algún desperfecto técnico o un arreglo en las instalaciones, hasta que comenzaron a escuchar los ruidos del horror: autos frenaban y arrancaban, puertas golpeaban y se abrían a patadas, gente gritando en las calles, estruendos... Recién al día siguiente alcanzaron a comprender lo que estaba sucediendo: el gobierno militar, en complicidad con el principal grupo económico de la provincia (Blaquier), secuestraron, torturaron y desaparecieron a cientos de trabajadorxs, estudiantes, militantes; básicamente, sectores de la sociedad que presentaban algún tipo de “amenaza” a la norma política y moral que se pretendían instalar.

Pocas ideas creo haber aprendido con tanta vehemencia en la facultad de Ciencias Sociales como una en principal: la historia se repite - sin caer en anacronismos ni analogías berretas - y se repiten los escenarios de conflicto entre los distintos modelos de acumulación. Lo que nos desvela profundamente es la triste condena de ver al "poder hegemónico" actuar una y otra vez de la misma manera, con los mismos métodos y con las mismas estrategias. Hoy nos encontramos frente a un Gobierno que instala el mismo modelo económico de aquellos oscuros años. Diría el compañero Walsh: MISERIA PLANIFICADA: favorecer a los centros de poder económico a través del mercado de valores y la especulación financiera a costa del hambre y el sufrimiento de las grandes mayorías. Un "aparato propagandístico" -nunca antes visto - es la clave para diferenciar que éste Gobierno no necesita un cese total de las "garantías constitucionales" para hacerse del poder, sino que por el contrario, logra ser electo por una escasa mayoría de la sociedad. Escasa sí, pero mayoría al fin.

Como en aquél frío y oscuro Julio de 1976, requieren que se apague la luz para que la sociedad no sepa lo que está pasando, o peor aún, que no lo vea hasta que sienta los ruidos del horror. Desarticular cualquier intento de organización popular, oscurecer las esperanzas e instalar un "estado de guerra" de todos contra todos. Criminalizar a aquél o aquella que piense diferente; instalar un sentido común de "mérito" donde todo esfuerzo o fracaso siempre depende exclusivamente de aptitudes personales. Las cartas para instalar la “Miseria Planificada” - que bien describe el maestro - están sobre la mesa. Las nuestras también, y no son más ni menos que convocar a todxs aquellxs que forman parte de esa mayoría saqueada en beneficio de los grupos económicos concentrados, y que hoy se encuentran a oscuras por una "forma de gobierno" que solo encuentra razón de ser en la técnica del “apagón”; silenciando, persiguiendo y criminalizando. Romper la oscuridad con todas las herramientas que tengamos disponibles, llegar con nuestra opinión a la mayor cantidad de personas que sean posibles, sin practicar ninguna virtud individual más que la empatía. Explicar cuantas veces sea necesario que dicho apagón no se debe a otra cosa que al plan sistemático de miseria que tienen preparado nuevamente para el pueblo y la clase trabajadora.
